En este blog se pretende generar un espacio de discusión acerca de cómo el turismo influye en las áreas protegidas. Con este fin, a lo largo de las distintas entradas se presentarán distintas problemáticas y realidades a las que se enfrentan estos espacios en España. Varios parques, con distintas clasificaciones, serán tema de discusión y análisis, para lo cual espero recibir vuestros comentarios con consideraciones, opiniones y nuevos temas a tratar sobre la materia en cuestión.

jueves, 18 de febrero de 2010

Principales actividades recreativas asociadas al Parque Natural de las Dunas de Corralejo

La situación geográfica y las características naturales del entorno en concreto (ver ruta en google maps) hacen del parque natural un espacio ideal para la realización de distintas actividades recreativas de distinta naturaleza. La proximidad a uno de los principales núcleos turísticos de la isla de Fuerteventura incrementa la presión humana sobre el parque en determinados periodos. A continuación describiremos algunos de los principales usos, haciendo referencia a la presión que estos pueden ejercer. Os invito a opinar sobre qué usos consideráis más compatibles, y como podríamos minimizar la presión de los mismos.
En primer lugar, al poseer casi 7 kilómetros de playa, el parque atrae a gran cantidad de bañistas. Lejos de interesarse por los motivos de declaración del parque, la mayoría de estos visitantes acuden atraídos por las aguas, el sol y el paisaje. A lo largo del año, los periodos de mayor afluencia se concentran en el verano, cuando determinadas playas (en el entorno de los hoteles donde para el autobús) sufren cierta saturación.
En lo respectivo a actividades náuticas, el parque natural posee dos áreas frecuentadas habitualmente para la práctica de surf, windsurf y kitesurf. Estas prácticas se concentran en lugares determinados, como consecuencia de la idoneidad del territorio para la realización de las mismas. Por otra parte, el parque natural recibe visitantes para realizar actividades menos habituales como buceo, pesca o senderismo. Todas estas actividades están reguladas por el PRUG (Plan Rector de Uso y Gestión), pero la falta de presupuesto impide la aplicación de acciones dirigidas a la gestión del flujo de visitas. En la actualidad el control del uso se limita a la zonificación (sobre el papel) y vigilancia esporádica por los miembros de protección del medio ambiente de la isla. El documento establece en 10.000 personas la capacidad máxima de acogida diaria del parque, pero esta cifra está se ve superada en determinadas épocas.
Si bien las actividades que se desarrollan en el parque no son susceptibles de generar importantes impactos, en los periodos de máxima afluencia se producen efectos negativos sobre el espacio en cuestión. Debido a la acumulación de vehículos en los aparcamientos, se genera una barrera artificial en el centro del sistema dunar que impide la circulación normal de la arena en suspensión, lo cual afecta al movimiento de las dunas que se han visto reducidas en los últimos años. Otros posibles impactos negativos son la acumulación humos y ruido producidos por la saturación de tráfico durante la época estival, la degradación de la vegetación como consecuencia del transito constante de personas o el aumento de residuos.
Los ejemplos descritos requieren de acciones de control para asegurar la sostenibilidad del parque, por lo que sería necesario desarrollar propuestas para la corrección de los mismos. Partiendo de que el problema para implementar una gestión activa del parque natural reside en la falta de presupuesto, se deben implementar fórmulas que permitan, en la medida de lo posible, autofinanciar el parque. En próximas entradas consideraré algunas propuestas en la línea señalada. Os invito a participar en este reto con vuestras ideas, que juntos podemos madurar.